Desde Rio Senguer Chubut la provincia
sale una manada rumbo a Solanet 
y son los criollos, del galope corto 
del aliento largo y el instinto fiel.
Don Emilio lucha, rescata una raza, 
y adquiere los criollos al gran Liempichun
que era un jefe indio de la Patagonia,
que llevan la marca del corazón.
 
Desde Buenos Aires le escribe una carta
un profesor joven Don Tschiffely Aymé, 
que es de origen Suizo pero gaucho de alma
con un sueño en mente, que cumple después.
Como usted entiende, de la raza criolla,
y algo yo entiendo le pido señor, 
me ceda una yunta pa´ llegar con ellos, 
desde Buenos Aires hasta NuevaYork.
Don Emilio acude a ese pedido, 
le entrega dos criollos que desde El Cardal
ya son trasladados hasta Buenos Aires, 
esperando el día allá en la Rural.
El Mancha es Overo rosado manchao, 
por su parte El Gato un gateado es,
teniendo a la fecha del raid glorioso 
uno quince años y otro dieciséis.
Una densa lluvia cae sobre Palermo, 
como bendiciendo el 23 de Abril, 
año 25 en que unos curiosos 
socarronamente ya lo ven partir.
Inician la marcha Aymé, Mancha y Gato 
y un perro los sigue algo más atrás
pero al corto trecho Mancha lo patea 
donde Aymé decide al perro dejar.
Tras el accidente cruzan por Rosario, 
Santiago ‘el Estero después Tucumán
Y bandeando el norte dejan la Argentina 
entrando a Bolivia con rumbo a la Paz.
El suelo peruano después los recibe 
y la cordillera le muestra el rigor,
la altura, el clima, tormentas  tremendas 
mas la marcha sigue y entran a Ecuador.
Pasan a Colombia y allí en Cartagena 
la América muestra la parte central 
Panamá espera de brazos abiertos 
y en barco cruzan los tres el canal
De allí a Costa Rica, de allí a Nicaragua 
San José lo cruzan y El Salvador,
Guatemala dejan y entran a México, 
justo en un tiempo de Revolución.
Tierra en que roban una noche al Mancha 
y que al día siguiente va a recuperar
cruzan la meseta, y Estados Unidos 
le abre tranqueras al tramo final.
Tramo en que realizan y que traen recuerdos 
de alegrías de penas de hambre de sed 
de frios de calores de 20 naciones 
más de 4.000 leguas rendidas a sus pies.
Solo con El Mancha por Washington entra 
la Quinta Avenida desborda la paz 
y lleva El Mancha un moño en el pecho 
celeste y blanco, que hace emocionar .
Después de agasajos y de conferencias 
en barco regresan para su región
y al pisar el puerto de su Buenos Aires 
los pingos reciben la gran ovación.
Y los periodistas que tres años antes 
de absurdo y de loco trataron a Aymé,
lo abrazan, lo elogian, lo cubren de notas 
sienten y comparten la emoción de él.
Después de la hazaña al Cardal regresan 
donde retozando en paz se los ve, 
y a pesar de todo el esfuerzo hecho 
con más de treinta años morirían después.
Cuando en Inglaterra Don Tschiffely muere 
hasta Buenos Aires las cenizas van,
después en un acto más que emotivo 
trasladan la urna hasta El Cardal.
Ya los tres amigos de vuelta están juntos 
hoy son tres estrellas que en el cielo están
reviviendo aquella hazaña que al mundo 
asombró y que nunca podrán igualar.
 
Dios bendiga al Mancha Dios bendiga al Gato 
Dios bendiga a un criollo Don Tschiffely Aymé 
Y que Dios bendiga al Cardal estancia 
a la Raza Criolla y a los Solanet.